Sri Lanka conocida por los antiguos persas como Serendipia, es un lugar, como indica el diccionario, repleto de hallazgos tan valiosos como inesperados. El destino perfecto para disfrutar de una luna de miel que quedará en el recuerdo.
Esta pequeña isla situada al sur de India guarda sorprendentes enclaves naturales y culturales que poco a poco se revelan durante un recorrido por la misma.
Y es que, al igual que los primeros comerciantes que llegaron al país, a primera vista nadie espera que esta pequeña isla pueda concentrar tal variedad cultural, natural y paisajística.
Las rutas más habituales comienzan el recorrido en Dambulla, un importante centro cultural que destaca no sólo por las fantásticas Cuevas del Templo de Oro de Dambulla, también por su proximidad a los grandes núcleos culturales.
Merece la pena pasar al menos 2 ó 3 noches en esta zona, desde donde se puede llegar en no más de una hora a las ruinas de los antiguos reinos de Anuradhapura o Polonnaruwa.
En la esquina sureste se encuentra el Parque Nacional de Yala, hogar de numerosos elefantes y la población de leopardos más amplia del país.
Siguiendo la línea costera hacia la costa Oeste, aparecen en el camino algunas de las playas más bonitas como Tangalle, Mirissa, Unawatuna o Bentota.
Aunque uno de los enclaves más sorprendentes de esta región es Galle, la pequeña ciudad colonial que guarda en su fuerte años de herencia holandesa, portuguesa y británica. Su especial arquitectura y el carácter bohemio que se respira en el ambiente, le ha convertido en uno de los lugares más visitados de toda la isla.
¿Buscas un destino de luna de miel seguro, con pocos turistas, mínimos riesgos… ¡y belleza espectacular!?